“Terciopelo carmesí recamado de oro”: imágenes del poder real

Sara Augusto (2012). «”Terciopelo carmesí recamado de oro”: imágenes del poder real». Poderes y autoridades en el siglo de oro: realidad y representación (eds. António Apolinário Lourenço e Jesús Maria Usunáriz). Navarra. Ediciones Universidad de Navarra (Eunsa). 31-42.

Papa Clemente IX
Papa Clemente IX

O estudo dos manuscritos das viagens a Roma na época barroca tem-me proporcionado algumas das melhores experiências em termos de investigação e de trabalho. Acabou de sair pelas Edições da Universidade de Navarra, a coletânea de estudos Poderes y autoridades en el siglo de oro: realidad y representación, da responsabilidade e competência de António Apolinário Lourenço e de Jesús Maria Usunáriz, onde publiquei um artigo que resultou de um trabalho apresentado em Pamplona, na Universidade de Navarra, no âmbito do colóquio internacional organizado pelo Griso (Grupo de Investigación Siglo de Oro), Imagen y realidad: el universo simbólico del poder en el Siglo de Oro, entre 12 e 14 de dezembro de 2011.

Na altura a minha proposta partiu de uma das expressões cuja intensa repetição denunciava claramente a imagem de exuberância e riqueza que se pretendia transmitir, o «veludo carmesim recamado de ouro» («terciopelo carmesí recamado de oro»). No resumo propunha-se o seguinte:

Pormenor, viatura de aparato.
Pormenor, viatura de aparato do Marquês de Fontes, 1716 (Museu dos Coches)

El título de esta obra juega con los conceptos de realidad, imagen y poder, en los relatos de viaje diplomático a Roma en la época barroca. Acerca de la Embajada del primer marqués de Minas, D. Francisco de Sousa, se presentarán dos documentos distintos pero complementarios de un mismo acontecimiento: la carta del Marqués al Regente D. Pedro y la Relação da Embaixada, de Martinho de Mesquita. Entre los dos documentos, de diferentes tipos, es importante destacar los elementos comunes, sino más bien para identificar los aspectos desarrollados en el segundo documento, en términos de construcción de la figura del embajador y de la descripción de los actos de presentación de la embajada. Es decir, aspectos que potencian la emoción de los espectadores y revelan la riqueza y el poder real de Portugal en Roma y en Europa. Así, se pretende demostrar cómo las narrativas desarrollan una imagen formal, construida y tipificada, representación de ese mismo poder. Palavras claves: Literatura de Viajes, Roma, Diplomacia, Literatura Barroca.

A última parte do artigo (Ponto IV) contem as conclusões, que transcrevo (consulta aqui):

Rei_D._Pedro_II_-_O_Pacífico
D. Pedro II

«D. Pedro, el Regente, había recomendado al Embajador que no mostrase vanidades y que desarrollase la Embajada dentro de las posibilidades de un tesoro dilapidado por largos años de guerra. Sin embargo, ninguno de los documentos muestra gran austeridad o contención de los gastos que tal ostentación, como la que hemos visto, debería costar.

Esto significa que además de esta preocupación del Príncipe Regente, otros aspectos deben ser tenidos en cuenta. En primer lugar, debemos considerar el peso de la tradición en la representación diplomática. El marco fundamental fue la gran embajada al Papa León X, protagonizada por Tristão da Cunha, en 1514, que tuvo a García de Resende como secretario. Desde entonces, el exotismo, el esplendor y la exuberancia, se convirtieron en las principales características que definen un discurso diplomático guiado por efectos visuales de gran persuasión. Un siglo y medio más tarde, bajo el signo del Barroco, ese discurso adquiere una nueva dimensión, con la conversión de la experiencia previa en una manifestación única de la ostentación.

M
Viatura de aparato, embaixada do Marquês de Fontes, 1716.

Así, la narrativa de la embajada de D. Francisco de Sousa se inserta en un discurso de exaltación, de comprobación y de manifestación de poder, llevado a cabo por cada una de las representaciones diplomáticas en la Santa Sede. La riqueza, la opulencia y la elegancia, medidas por la visión del mundo barroco, que caracterizan los puntos más altos de la embajada en el año 1670, también definieron otras ‘entradas’, protagonizadas por los principales reinos europeos. Cuanto más ricas y más exóticas, más eficaces se volvían en términos de sensación provocada en los espectadores.
Por otro lado, la narrativa de los acontecimientos, tal y como se dice en la Relação, obedece a reglas bien determinadas. En primer lugar, sigue un discurso formal y organizado en términos de eficacia visual. En este sentido, los acontecimientos y los puntos de vista son claramente seleccionados según un criterio de manifestación y afirmación de poder: la calidad de la delegación, el número de participantes en los paseos, la abundancia y la riqueza de los accesorios, la realización de rituales. Optando por una forma impersonal, sin espacio para exteriorizaciones personales, además de señalar los gestos a favor de la opinión pública y del Papa, sin embargo, la narrativa privilegia la figura del embajador. Esta es una imagen impoluta y virtuosa, construida sobre los rasgos estereotipados, imagen inmediata de su propio Rey, y su embajada, en los emblemas y los símbolos que la envuelven, es la imagen misma del poder real.
Nada se publicó en la narrativa impresa de las emociones informales y ‘reales’ de D. Francisco de Sousa, hidalgo de D. João IV, caballero viejo y acostumbrado a las labores de la guerra. Pero que creó una imagen, una imagen necesaria, adecuada a las funciones y a los objetivos determinados por el Regente D. Pedro:

Folha de rosto
Folha de rosto

Em trajo modesto, mas rico, cavalgava o senhor Embaixador um possante cavalo com gualdrapa, e diante e à roda do cavalo, o serviam quarenta palafreneiros ricamente vestidos de veludo raso carmesim guarnecido soberbamente de largo e pesado passamane de ouro e de seda, chapéus com plumagens brancas, e todo o resto em correspondência ao principal; junto ao cavalo de ũa e outra parte, marchavam os doze pajens de Sua Excelência com vestidos de brocado carmesim de ouro finíssimo com folhagens recamadas e repassadas de ouro com grande quantidade de riquíssimas fitas carmesis e ouro, com chapéus guarnecidos de belíssimas plumas brancas. [Relação da embaixada extraordinária de obediência, enviada do sereníssimo Príncepe Dom Pedro…, Lisboa, Antonio Craesbeeck de Melo, 1670, p. 571]

Una imagen del poder real en color y relievo: el terciopelo carmesí recamado de oro.»

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